Capitulo Negro, Parte 3

-Ah! -Exclamó Luna asustada, parecía que había llegado al fondo pero no podía estar segura, todo estaba tan terriblemente oscuro que no veía absolutamente nada.

-¿Hola? ¿Hay alguien? -Aguardó en silencio pero no obtuvo respuesta alguna. -Agg, que tonta soy, ¿Como demonios va haber alguien en... - Se detuvo, le había parecido oir un ruido. Miró a su alrededor y una vez más comprobó que la penumbra era su única compañera. Pero no por mucho tiempo, veía una pequeña luz en la lejanía. Conforme la luz se iba acercando se podía escuchar un leve tarareo que Luna reconoció al instante ¡Era la luz de su sueño! ¡Estaba segura! La siguió en la siniestra oscuridad sin saber hacia donde se dirijía. Vio una puerta negra, que de no ser por la tenue luz Luna nunca habría visto, alargó el brazo para abrirla pero tenía un inquietante mal presentimiento. De pronto notó como alguien tiraba de ella.

Capitulo Negro, Parte 2

Siguió callendo en la oscuridad un buen rato, pero ahora parecía caer muy despacio y con mucha delicadeza, a Luna le agradaba mucho esto puesto que odiaba la sensación de caer que se tiene en algunos sueños, sobretodo porque esto anuncia el final del mismo.
Ante la monotomidad de una suave caida ininterrumpida se perdió poco a poco en sus pensamientos y reflexiones, pero no podía evitar pensar en que al final del pozo no despertaría, tenía que haber algo más... Claro que esto solo era posible si dejaba de caer algún día, cosa que en estos momentos le parecía imposible. Había perdido completamente la noción del tiempo ¿Cuanto llevaba allí? ¿Horas, días? Ni la más remota idea.

Capítulo Negro, Parte 1

Vega se incorporó un poco para ver la hora en el reloj de la mesilla de noche, y no pudo evitar recorrer con la mirada la habitación envuelta en un halo de tristeza infinita. Era muy tarde pero no le importaba lo más mínimo, últimamente se encontraba ausente, como en una gran burbuja alejada del mundo. Siempre que pasaba esto era porque estaba enfrascada en uno de sus libros, y este estado no solía ser breve.
Se dejó caer en el sofá junto a un gato color canela que no le quitaba el ojo de encima. Sacó su viejo portátil y comenzó a escribir.

Capitulo Blanco, Parte 4

Luna no reparó en la longitud de su siesta hasta que se despertó con una desagradable sensación de mareo. Segundos después se maldijo a si misma por haber dormido tanto, ya que eso implicaba soñar.
-Mierda.-murmuró por lo bajo mientras sentía que le acosaban innumeables recuerdos de retazos de sueños, siempre eran exactamente los mism... No, esta vez había algo muy distinto, era el pozo, ella sabía que lo había visto antes. Era el pozo que había en su jardín.
No perdió un segundo, comenzó a correr desesperadamente hacia el pozo. Tales eran sus ansias de descubrir el porqué de todo aquello que con las prisas cayó dentro del pozo.



FIN DEL CAPÍTULO BLANCO.

Capitulo Blanco, Parte 3

Luna se desperezó y dio un paseo por la casa para averiguar si su madre seguía allí, tras el cual sólo encontró una nota en la cocina.

He ido al pueblo a comprar un par de cosas, comeré fuera pero creo que estaré aquí para la cena, te he dejado unas barritas de pescado que puedes calentar.

Sonrió al leer la última parte, su madre siempre que pasaba el día fuera le dejaba barritas de pescado, era tan sumamente predecible.
La mañana pasó lenta, amable, silenciosa y sin sobresaltos. Al mediodía Luna hizo un esfuerzo por comerse lo que le había dejado su madre y alguna pieza de fruta, al acabar se fue a su habitación a dibujar un rato. Cojió el lapiz y comenzó a trazar líneas, pensamientos, pero todo lo que hacía lo desechaba automáticamente. Soltó un grito de desesperación, no era capaz de dibujar lo que quería, día tras día desde que soño con aquello... ¡Cuatro años! Desde tuvo el sueño por primera vez, desde hacía cuatro años soñaba con lo mismo y ya no era capaz de dibujar nada que no tuviera relación con aquel sueño. Luna arrugó furiosa hasta el último dibujo y se tumbó en la cama. Nunca le había dicho a nadie nada sobre sus inquietantes sueños, no quería que la tomasen por loca, o obsesionada, o, aún peor, que sintieran lástima de ella. Soltó un largo supiro y cerró los ojos para intentar calmarse.

Capitulo Blanco, Parte 2

Paró, algo raro estaba pasando ¡el suelo! Si antes parecía una tela bien tensada y firme ahora era una tela suelta e inestable, se hundía y por más que intentaba avanzar se resbalaba y se quedaba en el sitio. Pero eso no era lo peor, pronto vio que los seres enmascarados también se hundían con ella y la aplastaban, eran demasiados, ya no podía ver nada, apenas le quedaba aire y un millón de incógnitas agobiaban su mente ¿Moriría asfixiada aún siendo un sueño? ¿Despertaría? ¿Y si no era un sueño?

De pronto sintió como la tela se desvanecía, los enmascarados desaparecían y ella caía en la oscuridad. Estaba demasiado confundida como para gritar mientras caía, pero no lo suficiente como para no agradecer la misteriosa desaparición de aquellos horribles seres de negro y se sentía aliviada de poder respirar con normalidad.

Seguía cayendo en una oscuridad indefinida y pensó que se quedaría allí para siempre, cayendo entre las sombras, cuando apareció una pequeña luz dorada, y decía con una voz susurrante.

-ven... ven... ven...

-¿A dónde? ¿A dónde debo ir?- dijo la chica intrigada, y la luz empezo a cantar.

Ven, donde los colores son más brillantes,

Ven, donde siempre sonreirás,

Ven, ven cuanto antes,

No te arrepentirás...

-¿Dónde? ¿Cómo llegaré allí? ¿Dónde?- exclamó ella desesperada, dejó de caer y todo se iluminó. Miro desconcertada a su alrededor, ahora se encontraba en una verde pradera con un pozo, todo aquello le resultaba tan extrañamente familiar, como si hubiera estado allí antes, como si hubiera pasado ya lo de las figuras negras, lo de la tela, caer en la oscuridad, la luz y el pozo. Y la voz susurrante.

-Luna, Luna, Luna... ¡Luna!

Luna abrió lentamente los ojos y cegada por la repentina luz soltó un largo bostezo.

Capitulo Blanco, Parte 1

Ella estaba en una gran llanura blanca, no sabría decir de qué estaba hecho el suelo, tenía textura de tela, claro que pensó que era demasiado sólido como para tratarse de una tela, aunque fuera una muy grande y bien tensada. Observó a su alrededor y no vio a nadie. Parecía estar sola en tan inmaculada blancura cuando emergieron de la nada unas extrañas siluetas negras. Conforme fueron avanzando las pudo ver con mayor claridad, tenían el tamaño de un adulto de mediana estatura, iban de negro con una mascara blanca cubriéndoles la cara y todas las máscaras eran exactamente iguales, con una extraña expresión neutral. Al verlos de cerca un escalofrío recorrió su espalda, aquellos seres no tenían nada de humano pero tampoco nada que les definiese como animales u otro tipo de criaturas y cada vez había más y más de ellos, se iban apiñando y los de atrás aplastaban a los de adelante. La chica se quedó inmóvil observando a aquellos extraños seres que cada vez se acercaban más.

Un soplo de viento le devolvió a la ¿Realidad? ¡No! Eso no era real, no era más que...
-¡Un sueño! ¡Estoy soñando!- Exclamó con total seguridad, pero esto solo empeoró la situación y se formó una gran avalancha de figuras negras que corrían para atraparla. Ella corrió y corrió con todas sus fuerzas y a pesar de que nunca fue muy atlética le pareció que esta vez corría asombrosamente rápido y que seguramente pronto los dejaría atrás, se giró para comprobarlo y horrorizada descubrió su error. La seguían de muy cerca.