-Si, claro, me encantaría tomar algo.
Desayunaron con un mantel en el suelo, como si se tratara de un picnic dentro de casa. Ambos comieron lentamente y en silencio, hasta que Luna no pudo aguantar más sin preguntar algo.
-¿Te importaría explicarme donde estamos?
-En absoluto me importaría! -Luna aguardó una respuesta más completa, pero no la obtuvo.
-¿Y bien?
-Es. . . - él desvió la mirada. -Complicado.
-Haz un esfuerzo. . . esto. . . ¿Como te llamabas?
-Nadir, y si te soy completamente sincero no te sabría decir con exactitud donde estamos, algunos de los de por aqui lo llamamos Mendacium
-¿Y que significa?
-No lo se, el caso es que eres la única a la que la reina no ha visto la cara y nuestra única salvación, eso me recurda. -se levantó y se puso a rebuscar entre los cajones de una vieja cómoda, sacó un antifaz azul celeste y de lo mostró a Luna. -Tendrás que llevar esto ¿Te gusta? -Luna asintió con la cabeza y se lo puso.
-Entonces. . . ¿Cuando puedo volver a casa?
* * *
Vega se apartó violentamente del teclado y volvió a leer el último párafo, esa frase, la última frase de Luna no era la que ella acababa de escribir.
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